lunes, 5 de diciembre de 2011

Las razones del campeón

Si se buscan motivos y explicaciones para este Jockey campeón 2011, es difícil encontrar una sola razón. Sí es mas simple aplicar calificativos a un ganador de semejante jerarquía. Las rojas fueron implacables en las dos finales. No lucieron pero no perdonaron y trabajaron sin parar por volver a levantar la copa.

Jockey es campeón porque todo gran equipo tiene una gran arquera. Belén Enrique no es de las que luce pero siempre cumple y respondió cuando se la exigió.
Porque Candelaria Blanco se hizo cargo de liderar una defensa, tomó el papel que hace mucho tenía Silvia Previgliano y se consolidó a base de confianza y sed de revancha. Por eso se descargó sobre el final y recordó el mal trago de 2010.
Porque Lucía López Ramírez se olvidó de su irregularidad y se ganó la titularidad a fuerza de actitud y rendimiento logrando una dupla sólida de centrales.
Porque Johana Sarjanovich se hizo cargo del desafío de marcar una punta y lo hizo con su acostumbrada calidad y entrega.
Porque Yael Coelho es una especialista y la defensora con más oficio del torneo local. En silencio puede anular a cualquier delantera y dejar el partido 10 contra 10 sin recurrir a infracciones.
Porque Cintia Caamaño se disfrazó de Diego Ávila y tomó un lugar clave en la cancha ganándose el puesto gracias al buen juego y la recuperación.
Porque Irupé Roldán tiene 10 pulmones y no deja de correr ni cuando los partidos terminan. Deja todo y además tiene la pausa y solvencia para habilitar compañeras como si fuera una jugadora de muchos años en primera y con suerte si alcanza la mayoría de edad.

Porque Natalia Galíndez se dedicó a jugar y se dio cuenta que sus condiciones son mucho más importantes que cualquier otra cosa del juego. Dio el salto de madurez que necesitaba para trabajar en función del equipo y conformó una de las mejores líneas de volantes del año.
Porque Ayelén Roldán se arrepintió de abandonar y Jockey la recuperó a tiempo. Fue de menor a mayor y terminó siendo clave con su entrega, oportunismo y goles.
Porque Ángeles Ortiz fue la mejor delantera de Córdoba a fuerza de goles, entrega, juego y adaptabilidad. A todo eso, le suma que es una ganadora desde la cuna y lo transmite.
Porque Juliana Olivero tomó la posición de la delantera faltante, se dio el gusto de marcar en las semifinales y cumplir con cada desafío. La “Pini” tomó una posta que será difícil arrancarle.
Porque Candelaria Arrieta volvió en el momento justo para dar todo en la Liga Nacional y ayudar a salvar a su equipo y, aunque no jugó las finales, estuvo dejando todo (como siempre) desde el costado.
Porque cada suplente que ingresó hizo su papel de la mejor manera, con mayor o menor experiencia, no se notó el reemplazo y la mística era la misma sin importar el número de camiseta ni los minutos en cancha.
Porque el cuerpo técnico confió en lo que tenía a disposición y trabajó muy duro y seriamente para torcer una historia difícil: la de la Liga y la del Oficial. Mariano Gandini dejó su sello y transformó una defensa en una muralla y un ataque en una marea roja. “Gando” fue clave y el trabajo se reflejó en el sintético.

Finalmente, la razón más evidente para este título es que Jockey es Jockey. Y Jockey es sinónimo de campeón.

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